Santa Rita

Santa Rita nace en 1381, en Roccaporena (Italia), a cinco Km. de Casia. Sus padres eran pacificadores de Cristo en las luchas políticas y familiares entre güelfos y gibelinos; dieron lo mejor de si mismos en la educación de Rita, enseñándola además a leer y escribir.

Cuando iba a cumplir los diez y seis años Rita se casó con Pablo Fernando Mancini, joven bien dispuesto, pero resentido; tuvieron dos hijos varones. Con una vida simple, rica de oración y de virtudes, toda dedicada a la familia, ayudó al marido a convertirse y a llevar una vida honesta y de trabajo. Su vida de madre y de esposa fue turbada por el asesinato del marido, víctima del odio entre los grupos. Rita logró ser coherente con el Evangelio, perdonando totalmente, como Jesús, a quien le había causado tanto dolor.

Los hijos, en cambio, influenciados del ambiente y de los parientes estuvieron tentados y proclives a la venganza. La madre, para evitar la ruina humana y espiritual de sus hijos, pidió a Dios que prefería la muerte de sus hijos antes que verlos manchados de sangre; ambos enfermaron y murieron muy jóvenes.

Rita, viuda y sola, pacificó los ánimos y reconcilió las familias con la fuerza de la oración y del amor; entonces pudo entrar en el Monasterio Agustiniano de Santa María Magdalena de Casia, donde vivió cuarenta años, sirviendo a Dios y al prójimo con una generosidad y alegría atenta a las diversas situaciones dramáticas del ambiente y de la Iglesia de su tiempo.

En los últimos quince años de su vida, Rita llevó sobre la frente la estigma de una de las espinas de la corona de Cristo, completando así en su carne los sufrimientos de Jesús.

Fue venerada como santa inmediatamente después de su muerte, como se encuentra testimoniado en el sarcófago y en el Codex miraculorum, documentos ambos que pertenecen al 1457-62. Sus huesos, desde el 18 de mayo de 1947, reposan en el Santuario dentro de una urna de plata y cristal trabajada en 1930. Recientes estudios médicos han afirmado que sobre la frente, al lado izquierdo, se encuentran las huellas de una llaga ósea (osteomielitis). El pie derecho tiene además la señal de una enfermedad padecida en los últimos años, quizá una artritis; mientras su estatura era de 1,57 cm. El rostro, las manos y los pies están momificados, bajo el hábito de monja agustina se encuentra el entero esqueleto articulado.

Giustino Casciano, o.s.a.

 

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