Rubielos de Mora

MONASTERIO DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Situación: Rubielos de Mora (Teruel) CP. 44415.
Tfo. 978 80 40 47 /
630 843 404
e-mail: agustinasrubi@hotmail.com

Fundación: El Monasterio data del año 1625, fundado por Monjas Agustinas procedentes de Valencia, sor Barbara Pérez y Sor Isabel de Liñan, y dedicado a San Ignacio de Loyola.

Edificios: Actualmente una parte del edificio ha sido restaurada, la comunidad lo ha adaptado a las necesidades actuales y preparado para futuras vocaciones.

Trabajos: huerta, algunos animales, bordados, dulce de membrillo, como especialidad. También trabajos por encargo: lavar, planchar y almidonar.

Liturgia: Se celebra con sencillez, abierta a los fieles la celebración Eucarística.

El Monasterio data del año 1625, en la fiesta de San Juan, con el título de San Ignacio de Loyola. Anteriormente la Iglesia fue la parroquia del pueblo, con el tiempo el pueblo quiso tener su Iglesia más cerca, es decir dentro del pueblo, y pensaron crear un monasterio para que, entre otros fines, rezara por sus muertos ya que el cementerio les quedaba lejos.

Desde el principio pensaron en solicitar monjas, y querían monjas de San Pedro al no ser posible fundaron las Monjas Agustinas procedentes de Valencia, sor Barbara Pérez y Sor Isabel de Liñan, con el titular de San Ignacio de Loyola para el Monasterio.

El Monasterio permaneció habitado hasta el año 1936 que tuvo que desalojarse por la Guerra Civil española, en 1939 regresaron todas las religiosas a la Comunidad. El convento, una vez terminada la guerra, quedo muy estropeado, pues habían vivido en él los milicianos, no tenía puertas ni tapias ni enseres, se llevaron todo, no quedaron más que las piedras. Al regresar las monjas no tenían nada, para poder descansar por la noche tenían que quedar dos monjas por turnos, vigilando que no entrase nadie. Gracias a la caridad de la gente que les traía cosas fueron saliendo adelante, poco a poco fueron arreglando la vivienda y volviendo a la vida normal, fueron tiempos muy difíciles para ellas y el pueblo.

Actualmente el convento ha sido restaurado en parte, la comunidad pensó adaptarlo a las necesidades actuales y prepararlo para futuras vocaciones. Se decidió hacer nueva una parte, la que se iba a utilizar, empezando por las habitaciones, se puso calefacción, pues el frio es intenso, en las habitaciones y en el resto del convento que se habita. La otra parte del Convento se conserva sin más.

La Comunidad siempre ha estado atendida espiritualmente por el párroco o capellán, más otros sacerdotes para los Retiros y Ejercicios Espirituales.

La comunidad vive de su trabajo: huerta, algunos animales, bordados. Se hace dulce de membrillo, nuestra especialidad. También trabajos como lavar, planchar y almidonar.

A Dios gracias podemos vivir la vida liturgia y fraterna con dignidad.

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