Bilbao

MONASTERIO DE SANTA MÓNICA

Situación: Bilbao.
Dirección: C/ Zabalbide, 61. Begoña.
CP. 48006.
Tfo. 94 445 8730 / 600275 609
E-mail: agustinasdebilbao@moviestar.es

Fundación: Inicio en el Beaterio de Santa Mónica, a comienzos del siglo XVI, y al calor del Eremitorio de San Bartolomé del alto de Berriz y del recién fundado Convento de frailes de San Agustín de Uríbarri.

Edificio actual en Begoña, de 1860, con casa de acogida y oración

Trabajos: desde 1950 hasta hoy elaboración de las Formas, venta de obleas y repostería variada.

Liturgia y Apostolado: Liturgia abierta a la participación de los fieles y Casa de Retiro.

Su inicio se sitúa en uno de los beaterios -éste de espiritualidad agustiniana- de tantos que había en la zona y muy típicos en el País Vasco, a comienzos del siglo XVI, y situado extramuros de la Villa de Bilbao, de aquella época.

En su estilo de vida, además de la oración, el rezo y las celebraciones litúrgicas, se dedicaban, especialmente, a paliar las necesidades del momento: asistencia a enfermos, moribundos, enseñanza, velatorios de difuntos…; además de resultar su forma de sustento. Esto hacía que estas mujeres fueran muy apreciadas por todas las personas de la comarca.

A medida que fue pasando el tiempo, la Iglesia fue emitiendo nuevas nomas para regular este nuevo estilo de vida comunitario que iba surgiendo, a las que se tuvieron que ir adecuando.

A partir del 1691 pasa a ser Monasterio de Santa Mónica, de Monjas Agustinas. Vivió muchas vicisitudes, expolios y traslados, derrumbes y reedificaciones, y distintos usos. Y, sobre todo, padeció las consecuencias de los acontecimientos políticos durante la primera mitad del siglo XIX. El 26 de noviembre de 1860 resulta fecha importante porque se procedió a la inauguración del nuevo edificio, con mayor terreno y espacio. E, incluso, la iglesia ejerció de parroquia hasta la apertura de la Basílica de Begoña, en 1877.

A partir de ese momento la vida de las monjas transcurre con sosiego en los quehaceres de la casa, la costura y el bordado, las tareas del huerto, y su principal función de oración contemplativa. Y, desde 1950, respondiendo a la numerosa demanda de parroquias, capillas, congregaciones, etc., decidieron dedicarse a la tarea de fabricar obleas. Tarea que hoy día perdura, además de la repostería variada que ofrecen y la acogida en la Casa de oración, en instalaciones renovadas y adecuadas según las necesidades que han ido surgiendo.

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